Kyoto en bici

Ayer alquilamos bicis y estuvimos todo el día pedaleando. Kyoto es ideal para ello, pequeño y bastante llano.





Ana Cristina, tu bolso!!

Primero nos dirigimos a Kinkakuji, o Templo Dorado. Recorrimos kyoto de arriba a abajo bordeando el río que atraviesa la ciudad. Vimos cosas preciosas pero no pude hacer fotos porque valoro mucho mi integridad física. Paramos a comer en una pizzería japonesa. Toda una experiencia. Aquí las pizzas son una mezcla de tortilla y pancake. Lo mejor, a parte de lo ricas que están, es que te las haces tú mismo sobre una plancha que tienes en la misma mesa. Yo descubrí que era una plancha cuando me quemé la mano.























Oishii!!

Llegamos al templo, y espectacular.





























Vincent se pidió un helado de te verde que sabía a espanicas con crema del Mercadona según él, a puré de calabacín según mi. En cambio el mío de chocolate con almendras estaba riquísimo. En algunas cosas es mejor no arriesgar.












Torii con bolso de Anacé :)

Luego nos fuimos a ver el templo de Ryoanjy, que tenía un jardín zen muy chulo. Os prometo que contemplar in jardín así es algo mágico. Se respiraba paz, el aire olía a madera y a verde y el corazón me latía más despacio. Ommmm





























Después nos encaminamos a Gion, el barrio de las geishas. Pero antes paramos a cenar en un sitio bastante peculiar. El dueño no paraba de hablarnos en japonés, yo no me enteraba de nada, pero al menos nos invitó a una especie de raviolis que estaban muy ricos.























Gion me encantó. Es un barrio preciosísimo. Misterioso y coqueto. Lleno de locales encantadores y prostitutas vestidas como las presentadoras de noche de fiesta. Geishas sólo vimos dos, y eran más huidizas que Cachuli.






























Me comí un pastelito como los de Doraemon!! :)







Creo que la idea de que las mujeres de vida alegre vayan caracterizadas de personajes de fantasías sexuales sería un éxito en España también.






Terminamos el día a base de vodka con zumo de manzana en el bar del hotel. Donde conocí a tres japoneses y un chico de New Yersey. Muy majos todos. Sobretodo un japonés mitad brasileño que casi no hablaba, pero era una monada.

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